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Aunque para la mayoría de los jugadores el ataque es más atractivo, la habilidad de defender es parte esencial en la formación de un buen jugador. Para ser capaz de atacar de atacar correctamente, el jugador tiene que prever las mejores defensas posibles que el contrario pueda oponerle, lo cual significa que un buen atacador tiene que ser casi siempre un buen defensor. Claro, en esto el temperamento juega un papel importante, un jugador que normalmente suele atacar no se siente confortable cuando está forzado a defenderse, lo que significa que él tiene la habilidad, pero el deseo. Entonces, también veremos que el mejor tipo de defensa es frecuentemente un contraataque, es por eso que las dos cosas van de la mano. Los principios generales de la defensa son simplemente los principios del ataque a la inversa. El atacante quiere abrir líneas, para el defensor es vital mantener líneas cerradas. El que ataca evita los cambios, el que defiende los busca. El que ataca quiere mantener la posición enemiga constreñida, el defensor quiere libertad. El atacante quiere inducir debilidades, el defensor las evita, especialmente en el área del rey. Podemos resumir la filosofía del atacante en la siguiente afirmación: él busca abrir líneas y encontrar brechas a través de la combinación. Por contraste, la filosofía del defensor puede ser resumida de la siguiente forma: él procura mantener líneas cerradas y defender solamente contra amenazas directas”. Este último punto, como veremos, es la clave para defender exitosamente: “defender solamente contra amenazas directas”. Si nosotros nos remitimos a las más específicas variedades del juego defensivo, encontramos que hay esencialmente tres tipos: 1) contraataque, 2) defensa filosófica y 3) defensa inútil. El contraataque es un ataque en el centro o en el otro lado del tablero, aquí usualmente el ataque enemigo es demasiado fuerte para ser controlado por una defensa filosófica, y un contraataque es llevado a cabo con la idea de que pueda tener éxito primero. Claramente, en este caso el tiempo es esencial. La defensa filosófica es únicamente adoptada en una inferior o difícil posición, donde la única alternativa de juego es refutar el ataque; él no tiene ningún contraataque. Esta clase de defensa es extremadamente difícil y usualmente requiere nervios de acero e infinita paciencia. Lo fundamental es la elaboración de lo principal de los principios generales de la defensa: concentrarse solamente en las amenazas directas. La defensa inútil es una defensa pasiva en una situación donde no hay ninguna esperanza real. De estas tres formas de defensa, el contraataque es preferible si hay opción. Pero debe ser recordado que, a menudo, no hay opciones y hay que recurrir a una defensa filosófica.
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