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Alejandro_Albarran

Alejandro Albarran Capistran

Merida México

Visitas: 93        Comentarios:
2013-08-09 17:05:12
 
Ajedrez: muerte, supervivencia o transformación
 

Muerte y Transformación definen un momento de cambio en cuyo medio se encuentra la crisis. La crisis es una etapa angustiosa que abandona al cuerpo entre lo que muere y lo que habrá de vivir. Muere lo que no es fuerte, lo que no resiste, lo que por su fragilidad intrínseca o eventual anunciaba una estancia pasajera entre la historia y la vida de los hombres… y de las mujeres. Hoy nuestro ajedrez sufre el conflicto eterno de la crisis entre las viejas costumbres (el juego por sí, el acto recreativo, la labor de orden artístico e intelectual…) y el surgimiento de nuevas exigencias en la era modera o posmoderna (el auge de la competencia, el ajedrez como profesión, el capital que pueda producir, la inteligencia artificial…) Cualquiera que sea la conclusión arrojada por este seminario sobre la crisis del ajedrez no habrá de surgir por ningún motivo de la espontaneidad y eso es ya un hecho loable.

Cuando era pequeño me gustaban los cuentos, hoy, prefiero los ensayos, de éstos aprendí que la imaginación por sí misma es cosa débil y que nada escapa al control de la política siempre presente hasta en los más ínfimos detalles de nuestro cotidiano andar. Ciertamente, hubo un tiempo en la historia del ajedrez en que toda la humanidad era principiante pero eso ya no puede seguir siendo: el arma intelectual del que duda se llama análisis y hoy, en un mar de dudas –un mar en el que no sé nada- una herramienta de análisis como es el ajedrez, escapa a la obsolescencia. Hoy que la ciencia ha redoblado esfuerzos por analizar hasta los genes, ¿qué ocurrirá si se descubriera que en lo más recóndito de las capacidades humanas dios hubo sembrado las semillas de Sisa?... así, el ajedrez no está en crisis sino en bonanza. Sobre la idea de modificar el juego conocido debo decir lo siguiente: No podemos reformar nada, no debemos, si no sabemos a que leyes obedece lo que queremos reformar, hacerlo en desconocimiento sería o una injusticia o un crimen; que los Kasparov y los Anand o cualquiera con un rating superior a 2600 puntos Elo reforme lo que quiera para el beneficio de su bolsa u oficio que al cabo deben su genialidad al tiempo completo, pero que dejen al resto de la comunidad en paz. El asunto sobre el tema que en este país nos mueve debe tener antes que una pretensión olímpica un alcance cultural.

Un hombre- o mujer- de cultura no puede ser un autodidacta porque la cultura no puede ser ya una exclusividad. Pensar lo contrario es un anacronismo. El que quiera aprender ajedrez no debe hacerlo solo y si así sigue ocurriendo en los alrededores que a nadie asombre hoy y mañana la inexistencia en el alto rendimiento de un relevo generacional: ahí donde la cultura ajedrecística nacional no es, la organización y disciplina previas a los jóvenes tienen mucho que explicar. La economía del esfuerzo a la que se llega por conocimiento y voluntad no nacen del decreto sino de una codificación lograda con el tiempo y en la que un sujeto aislado al intentar estructurarla derrochará vanamente mucho potencial. No se puede repetir el acostumbrado rito de que todos los doctos sean autodidactas argumentando que la educación es autonomía y no impresión desde afuera.

Para que una cultura se logre se precisa de un canal a través del cual la generación anterior trasmita a los jóvenes su experiencia y la de otras generaciones inculcando consejos, maneras, hábitos solo asimilables por un trato repetido. La transformación que nuestro ajedrez deba sufrir la veo inevitablemente en esta manera de trabajar y de criticar.

Nos falta mucho que aprender y lo más fácil es actuar bajo capricho. Un Seminario como éste se merece una felicitación por su iniciativa, su entrega y su afán de propuesta. Agradezco de antemano la oportunidad que hoy se me brinda y concluyo mi lectura sobre “muerte, supervivencia o transformación del juego” con un viejo precepto árabe:

…en manos de un buen jugador, el ajedrez siempre será novedad.

Muchas gracias.

MN. Alejandro Albarrán.



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